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viernes, 6 de septiembre de 2013

Lo que aprendí sobre gestión organizando unas fiestas

Tras varios meses de reuniones, llamadas, pedidos y facturas acabamos hace unas semanas las fiestas del pueblo. Con la única motivación de endulzar los días de fiesta nos organizamos para sacar adelante unas fiestas que considerábamos aburridas.

Si te estás preguntando qué he aprendido de esto te adelanto que ha de ver con el voluntariado, la participación ciudadana y la captación de fondos.
Comenzaremos por el voluntario. Si algo eramos todos es voluntarios. Ninguno de nosotros se ha movido por afán de lucro, simplemente lograr el objetivo de unos días culturales y cívicos más allá de un espectáculo musical. Aunque ya había trabajado con voluntarios, en esta ocasión el perfil era rotundamente diferente: jóvenes estudiantes sin experiencia laboral y muy acostumbrados al "se lo dan todo hecho". 

Por motivos de agenda, una amiga y yo impulsamos las labores más farragosas pero procuramos en todo momento delegar responsabilidades. Aquí es dónde venía gran parte de mi miedo, que mis amigos no asumieran sus responsabilidades y esperasen que otros les cubriesen. No pude equivocarme más. Todos se propusieron como responsables de alguna actividad, la organizaron, la prepararon y la culminaron. De aquí extraje mi primera enseñanza:

Los voluntarios se implican cuando se les define su rol y se les da libertad para tomar decisiones.

Por otro lado, la implicación ciudadana (siempre presente en unas fiestas de carácter local y tradicional). Con el paso de los años el Ayuntamiento había venido ejerciendo de organizador de festejos, decidiendo las fechas, agenda y actividades. En el momento en que la Administración asume una tarea el ciudadano se desvincula de su funcionamiento y espera que esta satisfaga sus necesidades sin manifestarlas, es decir, el ciudadano no dice que quiere pero si exige que le den lo que quiere. Mi segunda enseñanza:

Implicar a la sociedad es una labor a largo plazo y exige de comunicación y cercanía.

Y finalmente, el fundraising. Para poder obtener fondos nos basamos en la venta de camisetas, de bingo y de bebida. Como veis nada fascinante, de aquí que el resultado no fuera fascinante: una vez más los mismos de siempre eran los que compraban las camisetas, el bingo y bebían en la barra. Sin embargo, contamos con un factor sorpresa, las camisetas. Las camisetas apelaban a los orígenes de las familias del pueblo, por lo que muchísimas personas mayores que ya están desmotivados con las fiestas se sintieron representadas y acabaron comprándose una. De aquí que mi tercera enseñanza sea:

Para lograr fondos has de apelar a las motivaciones de las personas.

No sé si estaréis muy de acuerdo o no con lo que os planteo. Sea como sea estaré encantado de debatirlo.

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